Lo mejor es enemigo de lo bueno

Hoy os traigo esa frase atribuida a Voltaire; reflexionaremos un instante sobre ella. Quizás, como dice un buen amigo, tengáis algún “primo/a” que esté sufriendo por  sus efectos y quizás también le pueda ser útil lo que compartiremos.

Perfeccio´n

A nadie se le escapa que la búsqueda de la perfección, que no de la excelencia, no va a traernos nada saludable en nuestro día a día salvo frustración, parálisis o un desgaste emocional innecesario.

Distingo explícitamente la perfección de la excelencia porque a veces se utilizan como sinónimos y en su seno esas dos palabras contienen matices que pueden ser limitantes o motivadores.

Así, tener un espíritu que tienda a la excelencia dota a nuestra actividad de una mejora constante teniendo presente la realidad que nos rodea y en la que nos tenemos que mover.

Frente a la realista excelencia, está la idealizada perfección: “lo mejor”; “lo mejor de lo mejor” y ante esas mayúsculas absolutas, lo interesante, por supuesto, es preguntarse: lo mejor ¿respecto a qué? y, ¿quién marcó ese ideal inalcanzable?

Como decía alguien, la perfección es más inalcanzable que encontrar el calcetín que desapareció en la lavadora.

Y si es así, ¿por qué no le damos el alto a ese en nosotros que empujándonos a ser nuestra mejor versión nos esclaviza hasta lo indecible?

La perfección nos lleva a no intentar por si fracasamos, nos protege de las comparaciones y sus correspondientes juicios y sobre todo trae una imagen fija a nuestra mente a la que damos valor de certeza: hay que ser impecable.

¡Menudo desatino!

Entre “supermanes” y “super womans” quizás podemos darle un lugar a nuestra humanidad y por tanto nuestra imperfección.

Humanidad

Escapar de la trampa de la perfección, si se tiene una historia personal en la que ésta ha estado muy presente, no es fácil. Pero quizás no hay que escapar si no destronar el concepto e imaginarla como una selfie “ perfecta… requiere de demasiados filtros, queda poco de su autenticidad y sobre todo nos agotará energéticamente para no ser nunca suficientes intentando llegar a algo que no existe.

Si esperamos a que todo sea perfecto, nos perderemos lo divertido de improvisar y ¿qué pasa con un meme demasiado “editado”?…pues, que pierde la gracia.

Así que ¿qué tal si le damos unas vacaciones eternas a ese crítico insaciable y le damos paso a la flexibilidad y a los procesos de aprendizaje en los que barajamos aciertos y desaciertos?

Imaginaos la perfección como a ese amigo que siempre promete venir a cenar pero nunca aparece…y en el otro lado del espejo ese otro amigo que llega tarde, pero llega con una botella de vino, una sonrisa y un talante divertidamente contagioso…¿le abriremos la puerta?

Hemos abierto, como se dice coloquialmente, un “melón”…digerirlo cada día queda en manos de la excelencia de cada uno que, según Aristóteles, es un hábito.

Y no olvidemos, en cualquier caso,  tratarnos con compasión y amabilidad dando un espacio a nuestra humanidad.

Luz y alegría

Tundra

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2 respuestas a «Lo mejor es enemigo de lo bueno»

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