–¿Qué tipo de cocina predomina en tu casa?
El arte. La creación. Es a través del arte que yo me integro y cocino; también lo hago a través de las personas, que en mi caso son pocas, pero muy intensas.
–¿Qué especies han aportado: calor, picante, dulzura y frescor a tu cocina?
El frescor, creo que la música.
La dulzura, la observación de los animales.
El picante, se me ocurren dos cosas: por un lado, las personas y por otro, la sexualidad.
El calor es Dios. La certeza de que Dios está y se comunica conmigo con su lenguaje. A veces lo entiendo más, otras menos, pero sé que está ahí. Eso me ha dado calor.
–¿Cuál es tu ingrediente estrella?
La observación, el silencio, la paciencia, la constancia, la flexibilidad.
En el caso de cocinar como tu lo preguntas, creo que el ingrediente estrella sería la vigilia.
–¿Sabes cuando cambiar de cocción?
No lo sé. Voy tratando de leer las señales y ajustarme a lo que va apareciendo.
Para algunas cosas soy muy conservador, personalmente busco una cierta estabilidad, quizás por los cambios que he tenido en mi vida. Para otras, soy muy libre.
En el aspecto artístico puedo transformar y saltar de una cocción a otra con fluidez, para conseguir aquello que siento que he de “parir”. Para que lo estoy creando sea como verdaderamente es.
–¿Tienes alguna receta infalible para casos de emergencia?
Lo que más me ha resultado ha sido soltar. Cuando suelto y me rindo, pasa algo y, se desencalla la emergencia. Hay que decir también que llego a ese punto después de haber intentado doscientas mil soluciones. Si algo me caracteriza es el trabajo. Soy incansable y, a veces, me planteo si me podría haber ahorrado esos esfuerzos, o es justamente por esos esfuerzos, que llega ese momento de entrega, de soltar. Es decir, me pregunto si solo después de haberlo intentado todo, te ganas la vía del no intentar nada.,