ENTUSIASMO

Os traigo en esta ocasión esta palabra: ENTUSIASMO. Os la traigo, cuando los días empiezan a alargar visiblemente; cuando el sol parece querer acompañarnos en un proceso de apertura; cuando el corazón empieza a coger carrerilla en su despertar para dar paso a la primavera, a pesar de que este invierno fue más bien tibio.

La palabra entusiasmo, de por sí, nos prepara para algo excitante, parece que lleva implícito el acto de mover el trasero de la silla y llevarnos a la acción; sí, nos hace saltar de ella porque algo nos impele a hacerlo, nos motiva.

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

Desgranemos un poco esa palabra. Proviene del griego: enthousiasmós, la partícula  “en”, significa interior y  la partícula “thou” ,en griego, significa sagrado …los expertos lo traducen literariamente como el “rapto divino”.

Si nos situamos en el mundo mitológico, cuando alguien se dejaba llevar por el entusiasmo implicaba que la energía de un dios se manifestaba a través de él y así pintores, escritores o poetas traían al mundo obras que parecían superarlos a ellos como seres humanos.

Algunos dirían que aquellos estaban poseídos por esta fuerza que supera obstáculos manifestando cosas extraordinarias.

Hasta aquí, pareciera que debiéramos tomar zumos de entusiasmo por doquier para que nuestra vida estuviese llena de color y, hay un algo de cierto, rodearse de entusiastas es como acercarse a una fuente de energía inagotable.

Imagen de Shawn Suttle en Pixabay

No obstante, hay un matiz que puede ir asociado al entusiasmo que me tiene un tanto inquieta y que os comparto, tiene que ver con la posible intolerancia que mi entusiasmo por algo, pueda suponer respecto de otros que no estén tan entusiasmados, o incluso estén en contra de lo que a mí me ha robado el corazón.

El exceso de entusiasmo, ese ímpetu arrollador lleno de pasión puede rallar la vehemencia, y con ella el poco respeto al que no comulga con nosotros en aquello de lo que estamos ardientemente convencidos o a lo que nos dirigimos. También puede desembocar en cierto desprecio o menosprecio de lo que otros opinen y que es diverso de lo que yo veo con una claridad pasmosa, y entonces, echo el freno de mano y me pregunto si el entusiasmo no debe ser un elixir que debe ser suministrado con cuentagotas para disponer, en su justa medida, de esa motivación y la perseverancia que irá cogida de su mano, y así salvar los obstáculos que aparezcan en el camino, y al tiempo, no ciegue nuestra mente en pos de un objetivo seguramente bondadoso a nuestros ojos.

Os dejo con esta pequeña reflexión y con el deseo de que nada, nunca nos entusiasme tanto que queme nuestro sistema en su ardiente fuego, a no ser que sea para AMAR.

Luz y alegría

Tundra

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EXPRESION

No puedo imaginar al ser humano sin que haga uso de lo que esta palabra significa: ex -presión, esto es, sacar hacia fuera…

No hace falta que haya otro que lo escuche o que lo atienda, pero sí la posibilidad de poder “sacar presión” de aquello que se lleva dentro y que no puede seguir ocupando más espacio, ya sean ideas, sentires, emociones…

Es como la válvula de una olla a presión, o un canal secundario que alivia un circuito cuando éste se sobrecarga.

La manera de expresar de cada uno, su manera de “sacar hacia fuera la presión”, es distinta, y todos reconocemos esa diversidad que caracteriza a las personas que nos rodean: algunos necesitan la acción, el movimiento; otros seguramente necesitan comunicarse con sus semejantes, o con las plantas o con cualquier ser viviente; otros para liberar esa “presión” necesitan de su soledad y de enfocar su atención en algo creando un paréntesis suspendido en el aire…en fin, tantas opciones, casi, como personas pudiéramos conocer, eso sí, con alguna similitud a groso modo: hay un recipiente, nosotros, que debe ser “liberado”.

La liberación de dicha presión puede tener distintas manifestaciones, algunas más aceptadas socialmente que otras, esto es, alguien puede necesitar liberar el entusiasmo que le generó haber descubierto algo trascendente para su vida, o para la de los demás y llena el espacio de un color estimulante, chisporroteante; en otras ocasiones, puede necesitar liberar tensiones internas, desconciertos, tristezas y se tiñe entonces la atmósfera de un color que recuerda a una borrachera turbia (cualquiera que sea la imagen que eso os evoque).

Y mientras pienso en la necesidad del ser humano de expresar, de quitar presión hacia fuera, me pregunto:

¿En cuantas ocasiones tenemos la posibilidad de expresarnos?

No contestes rápido…

¿Cuán condicionada está nuestra expresión al entorno en el que vivimos, a ser adecuados, a ser correctos, a no ser juzgados?

¿Cuánto ajustamos nuestra expresión para no ser excluidos de nuestro grupo de pertenencia y en cuantas ocasiones aun pareciendo que hacemos bandera de nuestra nativa expresión reconocemos a nuestro Ser en ella?

¿Podemos considerar aquellos supuestos como “ex -presión”? ¿Es un sucedáneo que deja salir algo del contenedor para que no se desborde? ¿Por qué existe la necesidad de liberarlo? ¿Qué tendría que pasar para que no necesitásemos sacar presión hacia fuera?

Son muchas las preguntas, y pocas son las respuestas … generalizar es siempre una mala aproximación… en cualquier caso, parece que la necesidad de expresar es connatural al ser humano y mientras no averiguamos de qué manera podemos fluir sin generar “presión” estará bien expresarse de la forma y manera que cada uno necesite para que esa “presión” no acabe convirtiéndose en una patología…pero eso, lo abordaremos en otra ocasión.

Mientras tanto, sentiros libres de Ser vosotros mismos expresando lo que sois en la realidad en la que vivimos.

Luz y alegría

Tundra

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NACIMIENTO

Estamos de nuevo entrados en el mes de diciembre, rodeados de posibilidades y a punto de acabar el año tal y como lo conocemos.

Los finales y los principios parece que se dan la mano ya que para poder iniciar algo, en muchas ocasiones, hay que soltar, soltar lugares, cosas, personas e incluso esa imagen que hemos construido de nosotros mismos y que crea nuestra identidad y que no nos pueden acompañar en los siguientes tramos del camino.

Los cruces de caminos, ya he apuntado en alguna ocasión, nos ofrecen la posibilidad de hacer una elección, a cuál más creativa si nos permitimos la libertad de dejar abierta la puerta de acceso.

Para afrontar lo nuevo es aconsejable ir ligero de equipaje o, al menos, eso aconsejaban algunas viejas canciones…

Imagen de NoName_13 en Pixabay

Si hay algo que me fascina, por lo que implica en el nacimiento, es el proceso anterior a dicho acontecimiento…me explico: nacimiento tiene su origen en el verbo nasci (latín), antes “gnasi” que parece que se vincula a la raíz indoeuropea que significa dar a luz o parir, y esa es la culminación visible de algo que se coció previamente a fuego lento y sin pausa.

Para que pueda llegar ese instante, el parto, antes tiene que haber un deseo y una intención clara y definida.

Después de que ese perfume nos embriague o prenda en nosotros, casi sin darnos cuenta, orientaremos nuestra energía… y pasará un tiempo, un tiempo en el que nadie verá, silencioso, y en el que si estamos atentos podremos percibir cómo nosotros y nuestro entorno va cambiando, despacio, casi imperceptiblemente dando pequeños pasos en la dirección que imaginamos y que arrebató nuestro corazón si no nos resistimos a ellos.

En otras ocasiones, y dada nuestra tendencia a quedarnos en los lugares conocidos, las rutinas conocidas o los afectos familiares, la vida nos volteará como un calcetín, no dejándonos más opción que transitar hacia una nueva situación, casi, como un parto con fórceps.

Imagen de John Hain en Pixabay

En breve llegará el solsticio, el día más corto del año, Yule, a partir del cual volverá a alargar el día, a abrirse, a crecer y podremos cerrar unas puertas para abrir otras siguiendo ese ritmo natural al que estamos adscritos.

¿Recordáis que en noviembre teníamos que Re-cor-dar… esto era, volver al corazón?

¿Pudisteis dedicarle un ratito a conectar con vuestro sentir? ¿Con vuestro corazón?

¿Qué os dijo? ¿Le encanta dónde estáis? ¿Quizás os sugiere virar un poco a la izquierda o hacia la derecha o quizás dar un paso al frente?

Es tiempo de celebrar, de agradecer todo aquello que ha ido sucediendo  y, al tiempo,  de ver dónde nos ha colocado todo aquello que nos ha acompañado hasta el momento para poder cerrar, conscientes de la riqueza que nos ha aportado y las oportunidades que nos ha brindado, para abrirnos a las experiencias que están llamando a la puerta  deseando irrumpir luminosas en nuestra vida y para las que sería interesante estar disponibles.

Quizás la pereza se nos acerque peligrosamente alarmándonos y diciendo que perderemos la confortabilidad de la que disfrutamos en este momento, o habrá alguna limitación moral que nos recuerde que ese paso hacia delante supondrá un peaje instalando el miedo en nosotros…

¿Cuánto espacio daremos a esas y otras voces cuyo objetivo es el de mantenernos en terreno seguro y conocido, aunque ya no sea donde debamos estar? ¿Cuánto les permitiremos apagar el fuego que se encendió en nuestro corazón?

Sorprendentemente, una vez salvados esos fantasmas, nos damos cuenta, en muchas ocasiones,  que acostumbran a ser menos importantes de lo que parecían al principio, e incluso, nos sorprende ver cómo los desenlaces son fluidos si somos fieles a nosotros mismos y a nuestro sentir, aunque eso pueda generar sorpresa, desagrado e incluso controversia en nuestro entorno más inmediato.

Si no lo has podido hacer hasta ahora, procúrate un espacio y párate, escúchate y da un paso adelante en tu única y extraordinaria vida. Quizás le pondrás algo de azúcar, quizás algo de sal o quizás la disfrutarás desde ese balcón que te permite mirar al horizonte y percibir las infinitas posibilidades que se abren ante ti.

Como dicen algunos…si no es ahora … ¿Cuándo?

¡Feliz salida y mis mejores deseos para el año que entra!

Luz y alegría

Tundra

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RECORDAR

Parece que hemos entrado de lleno en el otoño, cambió el clima e invita al proceso de ir metiéndonos en nuestra casa; algunos le llaman: “volver a nuestra cueva”, que nos permite ajustarnos a los ritmos naturales, a ralentizar nuestra actividad exterior y su expresión.

La connotación que tiene para mí el mes de noviembre es que parece un mes de tránsito entre octubre y sus celebraciones, y la navidad; así que parece que pasa sin pena ni gloria como si no tuviese luz propia.

En este mes “sin luz” os traigo una palabra que invita a ir hacia dentro y cerrar los ojos; esa palabra es RECORDAR.

He tenido la suerte de cruzarme con gente muy creativa y brillante en mi vida y una de ellas es Montserrat Gascón, con quien aprendí a liberar el pericardio…pero esa es una historia que, aunque viene al hilo, merece otra ocasión.

Montserrat tiene una visión muy específica, concreta y al tiempo dulce de lo que significa RECORDAR.

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

No sé a vosotros, pero a mí, recordar, inicialmente me llevaba a un estado de nostalgia que desplazaba mi atención al pasado: volver a la niñez, a los olores conocidos, a los espacios y personas familiares…y podía hacer que me perdiese el presente; en esos momentos me asaltaba la frase de John Lenon diciéndome que “la Vida es eso que pasa mientras estamos haciendo otros planes”, así que, lo de recordar, no me entusiasmaba mucho porque me llevaba a una especie de letargo y me decía a mí misma: déjalo para la vejez…quizás , cuando llegue ese momento tendrás un acopio importante de experiencias que quieras compartir y tenga sentido volver atrás. Ella, Montserrat, le dio un toque distinto de color cuando nos hizo observar qué veíamos si separábamos las sílabas: RE- COR-DAR.

Para ella, RE-COR-DAR era reconectar con lo que da el corazón, con lo que realmente somos para que la Vida vibre de nuevo en nosotros y que el fuego de nuestra esencia, EL ESPÍRITU, irradie a través nuestro.

¿No os parece hermoso? Visto así, RE-COR-DAR, esto es volver al corazón para recordar quienes somos, aporta una luz propia y singular a un mes aparentemente insulso.

¿Qué tal si aprovechamos este mes para RE-COR-DAR quienes somos? Algunos, lo haréis paseando por el campo; otros, leeréis algún libro; otros, escuchareis una pieza de música, cada cual con aquello que le resuene más y poned la intención de “RE-COR-DAR” para que no seamos más el obstáculo sino el puente que permita que se materialice la frase hermética: como es arriba, es abajo.

¡Feliz exploración y, quizás, reencuentro!

Luz y alegría

Tundra,,

Tundra

 

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FUNDAMENTAL

Vengo en esta ocasión a presentaros cómo esta palabra: FUNDAMENTAL, puede impactar en nuestra vida y en la de otros.

La primera vez que alguien hizo referencia a esta palabra del modo que os explicaré, me sorprendió y fue como quitar una sustentación a ese tambalillo sobre el que todos nos apoyamos para sentirnos seguros en nuestro caminar diario y, al tiempo, supuso una liberación.

Os explico, os diré que mientas escribo me entusiasmo internamente ante la posibilidad de que, quizás, a alguno de vosotros le suceda lo mismo y lo libere de estructuras innecesarias.

Cuantas veces habéis oído decir: “esto es básico y fundamental”.

Cuando se dice algo así, se dice con decisión y convicción férrea sobre lo que se está exponiendo, no en vano, fundamental significa según la RAE: los principios sobre los que. se sustenta una teoría o la estructura de algo, por lo tanto, hablamos de algo primordial, insustituible, en definitiva, vital.

En la vida, y los que tenemos ya unos años lo hemos ido viendo a lo largo de ella, lo que hoy es “fundamental”, mañana parece no serlo, así que algo que era primordial y absoluto parece no serlo tanto algunos años después…quizás esa “relatividad” es lo que desprenden algunos de nuestros mayores que parecen estar de vuelta de todo y no dan importancia a muchas cosas que a otros todavía nos parecen “fundamentales”.

En los últimos tiempos, la sociedad se volvió líquida, es incierta y aun así los fundamentalismos siguen presentes y a veces tan vehementes como su intolerancia a otras opciones pueda desprender.

Fundamentales hay pocas cosas en la vida, cada uno escogerá las que desee para sustentar la suya, pero nunca está de más preguntarse si aquello que yo consideré fundamental, que me fue trasladado por mi familia o por mi entorno un día, a día de hoy tiene sentido o es una FUNDA MENTAL.

Pararos un momento, sí, he dicho: FUNDA MENTAL… ¿qué es una funda, sino algo que nos obstaculiza ver?

Os propongo durante este mes que os planteéis algunas de aquellas cosas que creéis que son FUNDAMENTALES en vuestras vidas; de la reflexión, a lo mejor concluyamos que quizás sean importantes, pero no fundamentales; quizás sean útiles hoy, pero no non fundamentales; quizás, no darles esa connotación nos abra la puerta a otras posibilidades, otros planteamientos, otras maneras de vivir menos restrictivas; en definitiva, a poder elegir y ser más libres y coherentes con nuestro sentir.

Y os planteo otro reto, cuando oigáis a alguien exponer con energía teorías que tilda de fundamentales, preguntaros qué funda mental lleva puesta o pretende (a veces inconscientemente) poner a aquellos que le escuchan quizás incluso con el ánimo de protegerlos.

Os deseo un mes excitante y quizás liberador en vuestra exploración.

Luz y alegría

Tundra

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DELICIOSO

Retomamos nuestros encuentros un curso más, llenos de energía después de un verano caluroso donde los haya.

La propuesta para estos próximos meses tiene que ver con las palabras…y no sirve decir: es que ¡yo soy de ciencias! o ¡soy de audiovisuales!

Lo que decimos a los demás, lo que nos decimos a nosotros mismos, cómo nos lo decimos y los vínculos que hemos creado con determinadas palabras con motivo de nuestra historia personal, ya hace tiempo que se sabe que son importantes. Tiene impacto en cómo interpretamos las experiencias que vivimos y también cómo respondemos a ellas.

Mi intención durante estos próximos meses es el de sugeriros algunas palabras y los espacios para que las sintáis. ¡Cuán importante es sentirlas! y ¡Cuánta información nos proporcionan sobre nosotros y sobre cómo vemos el mundo!

El mundo es un reflejo de lo que somos. Como alguien muy sabio dijo: si quieres cambiar el mundo, empieza por ti mismo, así que  quizás no sea una mala iniciativa abordar aquello que se mueve en nuestro pensamiento y sale por nuestra boca…

Ojalá este trayecto juntos desde las palabras y los sentires nos permita tomar conciencia del uso que hacemos del lenguaje más allá de la propuesta que os iré haciendo.

Todos hemos visto o tenido la experiencia de cómo, con el lenguaje, podemos estimular o desalentar a alguien; por qué no dibujar sonrisas y repartir agradables perfumes a nuestro alrededor. ¿Os apuntáis? 

Hace algunos años conocí a una chica,; se la veía feliz a pesar de los contratiempos que todos tenemos en nuestro día a día y siempre lucía una sonrisa. En un desayuno, mientras comíamos una manzana, ella utilizó la palabra “deliciosa”: “la manzana estaba deliciosa”.

En aquel momento recuerdo que pensé que era una palabra en desuso, si te preguntaban cómo estaba la manzana, en general, acostumbrábamos a decir: buena, muy buena o no vale nada…y parecía que hasta ahí se reducía un vocabulario que se alejaba mucho de ser rico pero que cumplía escuetamente con su función, informar al otro sobre la manzana.

Cierra los ojos y pronuncia la palabra: D E LI C I O S O …ummm

Cuando oigo: “delicioso”, simultáneamente se inicia la salivación y sonrío.

Lo que sea que es delicioso debe dar un gran placer a los sentidos. Mi respiración y mi musculatura se relajan predisponiéndome al disfrute, teletransportándome a un estado que yo asociaría con la alegría de descubrir o de gozar de algo y me anima a probarlo, a adentrarme en la exploración.

Delicioso…A ti ¿qué te evoca?

¿Cómo reacciona tu cuerpo al oírla?

¿Cómo te sentirías si la incluyeras en tu vocabulario?

¿Qué cambios podría producir en nuestra vida incorporarla?

Te propongo que durante el próximo mes prestes atención a momentos que puedas calificar como “deliciosos” y lo verbalices.

Obsérvate y observa las reacciones de los que te escuchan. Quizás, al principio, te suene arcaico; quizás los que te oigan se sorprendan, e incluso algunos bromeen al respecto y quizás, también, nos podamos dar el espacio y el tiempo para saborear la palabra y disfrutarla.

Os confesaré que cuando la uso, la imagen que me recuerda es la de alguien que entrega un regalo…nadie se queda impasible delante de él y por término general, sonríen y cambia la vibración del día.

Si os aventuráis a experimentar, ya me diréis el resultado.

Os deseo un delicioso día lleno de sonrisas.

Luz y alegría

Tundra

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Abre tus brazos

¿Lo oleis?

Hoy segaron los campos de avena y en el aire quedó un perfume dulzón, seco y al tiempo acogedor al que siguió un atardecer bañado por el aroma que yo asocio al verano, el jazmín, sí, ese característico de los jardines del sur de España que te embriaga cuando te acercas y que a mi me lleva a mi niñez y a largos paseos en noches calurosas.

El verano con toda su expansión nos llena de energía y en este último encuentro, de nuevo, antes de unas merecidas vacaciones, me gustaría que sintiésemos, que sintiésemos nuestro impulso.

Quizás sólo me ocurra a mi, pero hay algo en el verano que me invita a expresarme, a abrirme, a desplegar las alas.

Muchos de los impulsos importantes que tomé en mi vida, los tomé en esta estación que me vio nacer y que invita a abrir los brazos para ofrecer y para recibir.

Una estación que viene coloreada de alegría, de risas y compartires quizás por que el día es largo y el sol nos ofrece muchas horas su presencia, quizás por qué nuestro sol interno resuena con él y abre la caja de pandora, una caja que nos ofrece transformación y cambio; un cambio que hará que nuestro sol interno no se apague en los inviernos de la vida y podamos lucir quienes somos en cualquier estación, dándole la intensidad que requiere el momento.

Os invito a que durante este verano os bañéis en el mar.

Por suerte yo lo haré en las playas de la infancia donde encuentro inspiración, limpieza, renovación y abrazos.

Hacedlo, cada uno en las aguas que le queden más cercanas, para unos un rio, para otros un lago, para otros mares infinitos…y ofrecedles aquello que os pesa y permitiros recoger aquello que os ofrezca.

La semilla de lo que os ofrezca plantadla y regadla con constancia, paciencia y sobre todo mucho amor…quizás os sorprenderán los cambios que se operen en vuestras vidas.

Sólo una advertencia, aviso para navegantes, si recogéis muchas semillas de esos intercambios con el mar, no las plantéis todas, escoged aquellas en las que deseéis poner vuestra energía, una o dos. Quizás ahora con la euforia del verano nos sintamos tan poderosos que queramos embarcarnos en mil y una aventuras;  no obstante, la vida no es un cenit constante… Si escogemos  y no sucumbimos a nuestra ambiciosa imprudencia no nos ahogaremos en la vorágine y veremos frutos que jamás imaginamos.

Os deseo baños de amor, abrazos largos y noches serenas de compartires.

Tu y la luna, tu y los otros…tu y tu.

Luz y alegría

Tundra

Que tengáis buenas vacaciones de verano. ¡ Nos vemos en septiembre!

Tundra

 

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Me gustas como eres

Nos encontramos en este mes de junio para compartiros un post de uno de nuestros lectores.

Este apunte  que nos comparte Andrea, es de gran valor  en su aparente sencillez. Tomó como referencia un programa de televisión americano que  contiene un principio básico de relación: la aceptación y el reconocimiento de lo que sí somos y el trabajo personal que hay que hacer para llegar a ese estado de amabilidad universal; algo a practicar no sólo con familiares y amigos.

A veces se tiene la tendencia de resaltar de los demás aquello que difiere de nosotros, como si nosotros fuésemos el único marco de referencia, sin atender a todo aquello de valioso y único que existe y que no reconocemos en el otro, sea porque en nuestra mente “el valor se le supone”, como decían antiguamente a los que hacían el Servicio militar, sea porque en un afán de perfección solo vemos aquello que a nuestro juicio debe ser mejorado…eso sí, recordemos siempre bajo nuestros ojos, nuestra percepción, que no coincidirá nunca con la del vecino, ni tan siquiera con la de nuestros familiares más próximos por mucha afinidad que se tenga.

Deseo que el post que nos ofrece Andrea os inspire…y quizás, si tenéis tiempo, podáis tirar de alguno de los cabos que deja a lo largo del texto; puede ser una bonita excursión con película incluida.

El Sr. Fred Rogers, de voz suave, fue durante más de 30 años el creador y presentador de un programa de televisión para niños transmitido en los Estados Unidos, titulado Mister Rogers’ Neighborhood. En el programa abordó todo tipo de temas, incluidos aquellos que otros no se atrevían a abordar, como los miedos de los niños.

Rogers, de voz suave, pensó que hablar sobre los miedos ayudaría a los niños a lidiar con ellos. Su voz, cálida y pausada, estimulaba en los oyentes una sensación de seguridad, acogida y consuelo, por lo que su fama y la estima de muchas personas, niños y adultos, crecieron con los años.

Hoy diríamos que podía hablar con el niño herido que todos llevamos dentro, sintonizando con su sistema ventro-vagal.

Para obtener este resultado, el Sr. Rogers tuvo que practicar todos los días para no olvidar sus heridas y comunicarse con los demás con serenidad y autoridad, a fin de realizar la vocación educativa que había elegido.

En 2019, Tom Hanks interpretó al Sr. Rogers en la película A Beautiful Day in the Neighborhood (en Español: Un amigo extraordinario) que recomiendo con mucho gusto, especialmente para aquellos que han elegido una profesión de ayuda.

En cada episodio del programa, el señor Rogers, cantaba alguna canción, todas compuestas por él mismo, con un valor educativo y tranquilizador para sus pequeños espectadores y aquellos adultos que también se dejaban inspirar.

Uno de los más famosos capítulos, el primer episodio, contiene una declaración de amor por el niño que crece y que cambia a medida que crece: “Me gustas como eres -le dice el señor Rogers- exacta y precisamente como tú eres”.

El mensaje es claro: el valor de cada persona está libre de cualquier condición. En el análisis transaccional esto podría llamarse “bien incondicional”: estás bien como eres, independientemente de lo que tengas o de lo que hagas, o de cómo te transformes.

Creyendo que este mensaje es nutritivo para quienes logran, aunque sea con dificultad, sentirlo auténticamente en sí mismos, he decidido reproducirlo a continuación traducido.

Me gustas como eres;

Exacta y precisamente (como eres).

Creo que has salido muy bien

Y me gustas como eres.

Me gustas como eres,

sin una duda o pregunta

ni siquiera una sugerencia

Porque, me gustas como eres

me gusta tu disposición,

tu composición facial,

y con tu permiso,

lo gritaré a una estrella.

Me gustas como eres.

No quisiera cambiarte,

ni reorganizarte,

ni de lejos

Me gustas

M-E  G-U-S-T-A-S

Me gustas, sí me gustas

Me gustas, T-U, me gustas

Me gustas, me gustas como eres.”

Ojalá la mirada del Sr. Rogers se nos contagie al igual que ese estado de amabilidad. que procuraba ejercitar.

Como él, deberemos practicar cada día. Tenía sus mecanismos para procurarse ese estado porque nadie ni nada es perfecto. Si miramos desde la amabilidad y la gentileza  a los que nos rodean, estoy convencida de que los frutos de los procesos de cada quien serán como flores que alegren la campiña, ¿os apuntáis a mirar desde el corazón?

Luz y alegría

Tundra

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Ideas en un tintero

La primavera tiene la habilidad de remover aquello a lo que la inmovilidad del invierno le ha dado una apariencia de paréntesis, de interrupción.

En invierno, quizás por el frío, quizás porque merma la luz, parece que disponemos de mucho tiempo para leer, elucubrar, construir futuribles y dejarlos en suspensión para cuando parece que hay más energía disponible.

Y llega la primavera, y nuestros ojos se reorientan hacia fuera.

¿Dónde queda todo aquello que nos inspiró y quizás incluso entusiasmó en las largas tardes de invierno, en las eternas sobremesas acompañados de un té, un café o un pastel de chocolate?

¿Dónde queda la energía que contenía ese plan que nos sobresaltó una tarde y que nos hizo volar con la mente?

En mi necesidad de buscar sentido a lo que nos pasa diariamente, me he creado un espacio donde van a parar todas esas ideas.

A ese espacio lo llamo mi tintero, quizás porque siempre me gustó escribir y me parecía mágico trasladar lo no dicho a palabras.

Las ideas, donde quiera que estén, tienen mayor o menor ventura en función del peso que empiezan a tomar; algunas, las más afortunadas, las escribimos y creamos una lista de: “pendientes de hacer” con lo que ya les hemos dado algo de presencia en nuestra vida, un peso; el resto, siguen nadando en el mar de Nun a la espera de que alguien las precipite.

Mi tintero suele contener un líquido fluido en el que las ideas se mueven esperando a que yo, en un ejercicio de elección, las saque de su encierro.

He observado que algunas tienen una fuerza y una energía intrínseca muy potente y es ella la que me llama insistentemente para que actúe, dejando así de formar parte de ese océano primordial para poder manifestarse en esta realidad.

Seguramente a vosotros también os ha pasado y después de algún tiempo, alguien os menciona una idea y pensáis: eso también se me ocurrió a mí…la diferencia fue que la energía de aquella idea en cada uno prende de forma distinta .Quiero pensar que, si abonamos y aramos el terreno sin prisa, pero sin pausa, poco a poco habrá simientes que brotaran.

Para algunos es francamente sencillo: piensan, sienten y hacen. Otros necesitan más tiempo, otro ritmo, el suyo; y qué magnífico poder reconocer la velocidad de cada uno y poderla imprimir sin culpa ni afán de comparación a lo que uno hace…

Y por eso os quiero preguntar, ahora que la naturaleza explota, ahora que desalojamos nuestros armarios de ropas pesadas, de cosas que ya no nos son útiles, ¿Dónde quedaron esas ideas? ¿Se diluirán por el camino? ¿Plantaremos esas flores en las jardineras de casa? ¿Escribiremos a aquel amigo con el que hace tiempo queríamos comunicarnos? ¿Nos robará algunas noches una idea que encarne en nosotros?

Es tiempo de dar puntadas en nuestra labor, tiempo de pintar con energía en nuestros cuadros, tiempo de ver en nosotros lo que deseamos ver en el mundo. El tiempo del silencio y de las ideas pasó, aunque llegará de nuevo como lo hace cíclicamente; más, si respiráis en el aire el perfume de la Vida nos dirá que ahora es tiempo de actuar…¿Nos ponemos manos a la obra?

Escúchate, toma alguna de aquellas ideas que se quedaron en el tintero y dales forma. Disfruta del resultado. En algunas lo verás rápido, respecto a otras…depende de aquello en lo que te embarques, saborea el camino, porque la idea no surgió para que tu vieses su fruto si no para que gozases en su proceso de creación.

Os deseo una primavera pletórica y entusiasta con aquello que abordéis y recordad que la Vida nos ofrece un montón de posibilidades para que disfrutemos de ellas .

Luz y alegría

Tundra

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Miradas

Nos encontramos de nuevo para compartir el relato de una de nuestras lectoras. Gemma nos envía un interesante relato; cuando lo leí, me vino a la mente la difícil comunicación que establecemos los seres humanos entre nosotros. Una comunicación llena de expectativas, de deseos que, a veces, trasladamos a los otros para poder ser felices…y, cuan hermoso y al tiempo cuan difícil es poder aceptar a cada quien en el proceso evolutivo que recorre.

Sólo un ejercicio consciente de atención y aceptación nos permitirá relacionarnos con el otro de una manera sana y enriquecedora para ambos, evitando trampas que tarde o temprano se cobran su pago.

Quizás alguna o alguno se haya sentido en la situación y la posición que describe nuestra lectora. Cada uno puede elegir cómo resolver la frustración de no verse correspondido en lo que necesita…ella eligió amarle de la única manera que él podía entender…adaptó su lenguaje.

“-“¡Mírame! Pero esta vez hazlo con el alma”.- Le dice ella juguetona, cogiéndole de las manos y haciendo un esfuerzo por atraer su mirada hacia sus verdes y vívidos ojos.

Él, atónito por sus palabras e incapaz de mirarla cómo ella demanda, flexiona los hombros y encurva la espalda, escondiéndose tras el muro que había construido para protegerse; quién sabe dónde, quién sabe cuándo, quién sabe por qué…

Ella, furiosa e indignada por sentirse solamente observada por unos ojos rebosantes de deseo por poseer su cuerpo, trata de calmarse inspirando profundamente, hasta caer en el éxtasis que el oxígeno del aire puro le proporciona por un breve instante. Suficiente dosis de paz interior como para abordarle de nuevo en su intento, hasta ahora fallido, de que la viera como Ser Vibrante, no como mujer objeto. Fija sus ojos a los suyos, conectando de nuevo con la esperanza y acariciando con destreza su espesa barba le repite:

-“¡Mírame! Dime ¿qué ves?”.-

Él, inexperto en el olvidado arte del amor, busca activamente en su mente (pero sin éxito) la manera de complacerla. Sabe que debería indagar en su corazón, pero le aterra acceder a ese lugar acorazado y remoto que un día le proporcionó tanta dicha y tanto sufrimiento… Y aún queriendo amarla de la única manera que ahora puede, con el cuerpo del deseo, se percibe atrapado y desbordado, sin saber gestionar la presión generada por su represión emocional en forma de sólido muro, el que le permite mantener la distancia necesaria para no implicarse, pero también el que le impide amarla como sabe que merece.

Ella, percibiendo que él está desmoronándose, sabe que solo tiene dos caminos: seguir insistiendo en su objetivo (el reclamo de un igual ante ella) con lo que conseguiría que el animal herido huya despavorido, dando tumbos de un lado a otro, sin rumbo fijo; o comprender sus limitaciones al gran coste de sentirse madre, pero no pareja.

Así que inhala de nuevo con profundidad, nutriéndose de la fuerza y la frescura del aliento divino y consciente de que el Amor es el significado ultimado de todo lo que nos rodea, le mira dulcemente desabrochándose los botones de la camisa, contorneando sus caderas al ritmo de “Sad eyes” y dejando al descubierto todo su SER al desnudo…

Aun sabiendo que él tan sólo puede ver una nimia parte de todo lo que ella ES, le coge sus manos temblorosas y acercándolas a sus pechos, esta vez le dice con voz seductora:

-“¡Mírame!”-

Aunque en realidad ella piensa:

-“¡Á-ma-me!”…

NOTA: “Sad Eyes” es una preciosa canción de Bruce Sprinsteen que narra el empeño de un hombre por conseguir hacer ver a una mujer que la ama, que él es el hombre que le conviene y que jamás se rendirá porque está convencido de ello.

Hay una frase que pertenece al mundo jurídico pero que se puede extrapolar y que me gustaría traer a colación  que dice: “el que puede lo más, puede lo menos”; o en el mundo de la producción: “hay que ir a la velocidad del eslabón más lento de la cadena productiva”.

No quisiera que cayésemos en la trampa de poner en una posición de superioridad a ese que sabe más, ni al que es más rápido…a mi juicio, tiene que ver con la tolerancia del ritmo y el proceso del otro…si sabes que alguien está en primaria, no le explicas integrales, por que no puede entenderte, lo orgánico seria colaborar en que la comunicación fluyese con ese que en el fondo lleva unas gafas diversas a las nuestras para que no hubiese conflictos, ¿qué sentido tendría?

No os negaré que eso es arduo y difícil, nuestros egos con toda su abanico de recursos hacen acto de presencia y nos dificultan poder sentir y ser compasivo en cada situación.

Os dejo hasta la próxima ocasión, agradeciendo a Gemma su generosa participación y la reflexión que nos deja…¿Cómo adaptaré mi lenguaje para que la comunicación sea amorosa conmigo y con los otros?

Luz y alegría

Tundra