El sabor de la canela

Desde la última vez que hablamos, han pasado muchas cosas en nuestras vidas. Entrado el otoño, uno piensa que, con la caída de las hojas, con la llegada del frío, todo se ralentizará, permitiéndonos, como dice una amiga, empezar a entrar en nuestra cueva y, no obstante, últimamente tengo la percepción de que los acontecimientos galopan veloces pareciendo exigirme un esfuerzo extraordinario al que me resisto.

Mi cocina me pide serenidad y sosiego y, me doy cuenta, de que la única que no tiene sosiego es “la loca de la casa”, mi mente, así la llamaba Teresa Sánchez de Cepeda.

Y la vida, se encarga de poner semáforos en nuestra cocina; y hay momentos en los que la cocción se para o se crea un paréntesis que nos hace sentir, pensar y, si tenemos fuerza y decisión en ese momento, a lo mejor incluso, dar un pequeño giro a nuestra vida.

Otoño

La muerte es uno de esos acontecimientos, que aun siendo tabú socialmente y estar asociada a la tristeza, te concede parar unos instantes, simplemente para dejar de cocinar con el robot en automático.

En los últimos tiempos y, con ocasión de lo que estamos viviendo, he tenido la suerte de poder oír más allá de la pérdida, lo que cada uno de los que he conocido y, han fallecido, me han dejado en el aire.

Os confesaré que mi cocina se para cuando alguien me pregunta y, eso han hecho aquellos que se han ido yendo en el último tiempo.

Os diré también que, algunas preguntas que me dejan en el aire se reiteran, con lo que pienso qué no estoy atendiendo en mí.

Y dejo de pelar patatas sin sentido siguiendo una de las máximas que se arrogan a la prevención: PARA, PIENSA, ACTUA.

De hecho, esa máxima me la he “modificado” un poco.

Incapaz de seguir una receta al pie de la letra porque lo fascinante es experimentar, PARO, harto difícil en alguien impulsivo, (a pesar de que hay trucos de cocina que te ayudan en eso, como ir de la mano de la respiración) y, creo el momento SIPI, (siento/pienso), para poder actuar después.

El momento SIPI es ese momento en el que me dejo sentir y pensar al unísono; si de la confluencia, la música que resulta es armónica, ACTUO.

Así que esos momentos de no cocina, esos “PARO”, son el principio de un maravilloso camino que me permite preparar un buen menú. Quizás no será sofisticado pero sí llevará mi intención y atención consciente, un sello único y personal que podré compartir con todos aquellos que me rodean llevando una intención armónica donde esté .

 

¿No os sentís en este momento portadores de un perfume especial?

Lo somos, todos, cada uno. A veces lo tenemos bien escondido al final de nuestra alacena, y es cuando la vida te da esa oportunidad de parar (si quieres cogerla), que te permites preguntarte si estás ofreciendo tu perfume, si el aire que te rodea ha quedado impregnado de él, para que, al olerlo, alguien, pueda cerrar los ojos y sonreír, sentirse en casa y abrir su corazón.

 

Las buenas pausas han de ir acompañadas de una buena infusión y, qué mejor infusión que la de la canela…y así, empezaremos nuestra andadura entre las especies.

Te de canela

Cierra los ojos y evócala. ¿Qué significa para ti la canela? Su olor, ¿A dónde te lleva? ¿Quién te acompaña en ese momento?

Es tiempo de parar y hacerse esa infusión; a solas o en compañía, cerca de una chimenea o rodeados por una manta y, sentir como nos posee lentamente recordándonos quiénes somos, calentando nuestro interior, llegando a todos nuestros recovecos, despertando la fe y la confianza necesarias para mostrarnos como lo que somos verdaderamente: puro AMOR.

¿Te paras? ¿Te dejas abrazar por la canela y convocas tu momento SIPI?

Cuando lo sientas, no habrá duda, ACTUA y cocínate, dejando que tu YO, salga al escenario para hacer lo que mejor sabe.

Mientras, la naturaleza nos ofrecerá un ejemplo externo con la llegada del invierno, de una cocina silenciosa que, no es más que el preludio de la explosión que llegará en primavera.

Con el deseo de que tengáis un buen inicio del mes de diciembre, os dejo hasta dentro de unos días.

Luz y alegría

Tundra

Fotografia Tundra de San Martin

 

Copyright © Tundra de San Martin tundrasblog.com

Juega cada día de tu vida

Mario Navarrete

 

En esta ocasión, le hacemos nuestra entrevista a un reconocido Artista de restauración de mosaico florentino.

Con 72 años, Mario Navarrete Niño, colombiano de origen e italiano de adopción es conocido donde quiera que va por su creatividad y por su alegría además de por su profesionalidad.

Desde muy pequeño le llamó la atención la capacidad de transformación del hombre, a través de sus manos, de su voz… y con su presencia transforma cada día su entorno.

Hoy,  lo encontramos entre unas rocas, cerca del mar, buscando el material para hacer una construcción de piedras en equilibrio y esperando a los niños con los que despliega todo su arte; y es que “los niños van a buscar a aquel viejito y lo que tiene dentro”.

-¿Te gusta cocinar?  ¡Claro! Somos privilegiados sólo por tener la vida.

Fíjate que por el gusto de cocinar lo que yo he sentido que quería cocinar, me presenté a un concurso con 10 años, sin tener el material, pero me las ingenié compartiendo los colores con otro chico y gané el primer premio.

Todavía recuerdo lo que pinté: un cuadro con el fondo negro y un libro iluminado por una vela.

Por premio, en mi casa, obtuve  un castigo importante por parte de mis padres. La tristeza era inmensa, porque quería “morir” después de aquello, ya en aquel entonces, el arte era mi vida y me lo negaban.

Los artistas, que era lo que yo quería ser, no tenían buen cartel en aquella época  en mi país, porque se les asociaba con vidas desordenadas o depravación, y con 12 años, entendí que, para poder hacer mi cocina, debía irme de mi casa y, eso hice.

He conocido tiempos muy duros desde muy chico y también el éxito más clamoroso y ahora, a día de hoy, te puedo decir, que no tengo nada y no teniendo nada, lo tengo todo. Puedo comenzar en cualquier momento.

-¿Qué tipo de cocinero eres?  Soy un cocinero extremadamente simple. Con las mínimas cosas puedo hacer cosas muy bellas.”

– ¿Cómo te sientes en tu cocina en este momento de tu vida?

Me siento muy cómodo, porque en cada ocasión descubro la sencillez, las cosas simples. Cuanto más simple, más auténtico.

Cada día comenzamos y no debemos olvidar nunca el sentido de la niñez, es entonces, cuando nos volvemos viejos, rígidos y estáticos. Pero si todavía nos movemos desde la locura de la inocencia, todo es nuevo todos los días.

-¿Hubo algún momento en que empezaste a prestarle especial atención?

Si, y no hace mucho. Me diagnosticaron un tumor devastador. No tenía sintomatología, pero me estaba muriendo.

Siete horas de cirugía me hicieron pensar que alguien me dejaba un ratito más por aquí, para inventar un plato más; no para mí, sino para deleitar a los demás.  Eso es lo que me encanta, cocinar para los demás y ofrecer lo más bonito y lo más gustoso.

-¿Qué tipo de cocina predomina en tu casa?

Mi cocina no tiene ningún tipo de nacionalidad, y he tenido una buena oportunidad de viajar. Los platos más simples siempre me han gustado, lo que es menos elaborado. 

-¿Qué especies han aportado: calor, picante, dulzura y frescor a tu cocina?

Creo que los ingredientes italianos, que son muy simples, dan mucha belleza y un exquisito sabor. Te pongo el ejemplo de la albahaca, dos hojas en un sencillo plato de arroz lo convierten en un manjar. En la vida lo mismo, la simplicidad da los toques más bellos y deja un sabor lindo. Las especies importantes, predominantes, no me han atraído demasiado.

-¿Cuál es tu ingrediente estrella?

La albahaca, insisto con la simplicidad.

-¿Sabes cuando cambiar de cocción?

Estoy aprendiendo. Es difícil tener la certeza y se va cambiando a medida que las cosas van pasando. Soy flexible y humilde, estoy dispuesto todos los días a aprender. Como un filósofo ya dijo hace tiempo: “sólo sé que no sé nada”.

Ayer precisamente leía de Séneca una frase muy linda: “enseñar es aprender”. Y yo aprendo cada día, hace más de 50 años que trabajo con niños, jóvenes…los niños son prodigiosos.

-¿Tienes alguna receta infalible para casos de emergencia?

La sencillez, la autenticidad y la humildad.

Mario Navarrete_marioneta

-¿La magia existe?¿hay espacio para la magia en tu cocina?

¡Claro que sí! ¿Si no existiera la magia en nuestras cocinas cómo lo haríamos para comer?

Es fundamental la estética del plato. La magia, que nadie sabe exactamente lo que es, permite plasmar la belleza en el plato. Sin magia no hay transmisión.

-¿Qué llevas practicando toda tu vida?

El amor por el Arte, por la belleza. Yo no nací siendo ningún Leonardo Da Vinci, pero nací con la sensibilidad para adorar el Arte. El arte es jugar y al jugar transformas las cosas y eso es mágico. El gusto por el arte es lo que llevo practicando toda mi vida.

-Dime una palabra, un color, un olor y un sabor que te hayan alimentado.

Palabra: Humildad

Color: rojo

Olor: Albahaca

Sabor: Maracuyá, sabe dulce y amargo a la vez y has de tomar tanto para que te deleite.

 -Me han dicho que, de vez en cuando, compartes tu cocina con los niños, ¿qué y para qué cocinas con ellos?

Con ellos cocino el juego, el juego es aprender, es comunicar, es comulgar. Ellos son felices haciendo de niños y yo soy feliz haciendo de viejo que aprende de los niños.

-Con lo que sabes, ¿con qué tipo de cocina soñarías?

Con la cocina que siempre he tenido, con la más simple, esa cocina es la que me trae alegría y serenidad.

-Danos un consejo para la cocina de esos niños que somos y llevamos dentro.

Les diría que jueguen cada día de su vida, mientras puedan. Si mueren jugando ni se darán cuenta de que se han ido, y eso espero que sea lo que me suceda a mí.

Al acabar la entrevista nos invita a los que estamos alrededor a saltar al mar desde una roca. Mi niña, quiere, mi adulta analiza y pone excusas para no hacerlo,  pero su energía puede más y un salto me lleva a recordar que sí se puede.

La alegría de sus ojos surge de su interior y la comparte cada día con aquel que quiera visitarlo.

Y bromeo conmigo misma pensando qué habrá desayunado, por que cuando sea mayor, quiero ser así.

Livorno_puesta de sol

Os dejo hasta dentro de unos días, no sin preguntaros:  Y vosotros, ¿qué salto tenéis pendiente dar?

Luz y alegría

Tundra

Fotografia Tundra de San Martin

 

Copyright © Tundra de San Martin tundrasblog.com

¿Cuál es tu cocción hoy?

Aquí estoy, de nuevo, retomando nuestra última charla.

¿Recordáis?, estábamos abriendo armarios y cajones; y alguno que otro hemos abierto durante estos días, explorando cosas nuevas que teníamos en nuestro haber y, que no sabíamos.

Lo más estimulante, es haber tomado conciencia de todo lo que aun nos queda por abrir, a nuestro ritmo, poco a poco, disfrutando de la experiencia que supone encontrar algo “nuevo “en nosotros mismos.

Yo suelo decir, ante tal ingente perspectiva, que hay cosas que me dejo para la próxima vida…pero ¿porqué no ser osados en vez de acomodaticios?

De entre esos múltiples armarios que abrimos, hay algunos más profundos donde solemos guardar nuestras ollas, cazos, cazuelas…

Recipientes hay muchos, de diversos materiales: de acero inoxidable, de hierro fundido, de cerámica, de aluminio, de cobre… y de formas muy diversas: altos, bajos, con distintos tipos de diámetro …y cada uno es óptimo para una cocción determinada.

Cuando lo descubres, cocinar con cualquier recipiente, no da igual. Se puede, pero procuras no hacerlo y, empiezas a darte cuenta, a percibir, que el resultado, no sabes por qué, no es el mismo.

Os pongo un ejemplo que, para muchos, seguramente, será muy obvio.

Para mí fue un descubrimiento experimentar que, en el tipo de olla que tiene forma de pera, los potajes salían de muerte y no es que no salgan buenos en una olla normal, es que se cocinaban mejor en esa.

En ese momento, recordé y recuperé a la bisabuela que cocinaba en una olla de barro y la textura de sus guisos.

Cómo me cocino hoy

En la vida, cada experiencia, puede ser cocinada de forma distinta. ¿Qué cocción me permite digerirla mejor? Algunas es mejor hervirlas, otras freírlas, otras asarlas, otras, simplemente hacerlas a la plancha o al vapor, otras crudas, así a pelo .

Hay alimentos que sugieren un tipo de preparación y, otros que nos ofrecen un abanico más amplio de posibilidades.

Para que la cocción sea la adecuada, y nos siente bien, debemos buscar el recipiente idóneo.

Recordaba cuando apareció la olla a presión, u olla exprés, maravilloso invento que liberó de tiempo en la cocina a las mujeres que, en aquel momento, eran las que mayoritariamente se encargaban de este espacio y pensaba en cuantos utensilios disponemos para que nuestro tiempo libre sea mayor.

Actualmente, los robots de cocina, nos facilitan mucho la vida, los programamos y a la hora que se necesita disponemos de unas lentejas al punto. Lentejas que saben igual que las del vecino, que también tiene el robot, así que la escalera de la comunidad comparte olores conocidos sin darnos la opción de llamar a sus puertas y preguntar: ¿vecin@ qué cocina hoy, que huele tan bien?

No os equivoquéis, no soy alérgica a los robots, ni a la olla exprés, si no al no darnos cuenta de que cada plato, cada circunstancia de nuestra vida, necesita de nuestra atención y dedicación, así como nuestra creatividad. ¿Dónde se queda ésta si utilizamos siempre el mismo programa?

Me gustaría pensar que nos levantamos cada día pudiendo decidir si hoy cocino mi vida exprés, o pongo el programa automático, o decido comer frugalmente o, si hoy, decido cocinar una delicatesen.

La ventaja de decidir cada mañana cómo os cocinareis ese día tiene el estímulo de la creatividad en su semilla, ¿no es acaso eso excitante?

A lo mejor cocino lentejas, nadie me garantiza que saldrán como siempre, como las que hace el robot de cocina (insisto, maravilloso ayudante), pero quizás, si me dejo inspirar, y procedo a elaborarlas de otra manera, en un recipiente distinto, con un ingrediente nuevo, sabrán distinto, e incluso, a lo mejor, nos gustan más, nos alimentan más (en el sentido más amplio de la palabra).

Con las experiencias, ocurre lo mismo, parece que repetimos actuaciones todos los días, algunas eternamente tediosas, pero ¿y si le pongo otro ingrediente?, ¿y si la cocino de otra manera?

Reflexionando sobre el tipo de cocción que utilizamos en cada ocasión, recuerdo cuan distinto cocinamos en primavera si lo comparamos con la cocina de otoño y, eso me lleva a pensar en qué cocciones nos ayudan a cada uno a transitar las distintas etapas de nuestra vida.

Me temo que no debe haber una receta mágica y que debemos descubrirlas cada uno, para poder no sólo alimentarnos, sino nutrirnos y cocinarnos con amor.

Procuremos en cualquier caso recordar que, podemos cocinar lo que nos pasa de diversa manera y quizás así, sólo quizás, descubriremos matices distintos que nos habían pasado desapercibidos.

Hemos entrado en el otoño, época que invita a empezar a recogerse, a disfrutar de apacibles charlas con una infusión, o de paseos por la naturaleza entre las hojas que empiezan a tapizar nuestras calles y bosques. Por qué no dedicar un paseo a pensar ¿qué cocción quiero para mi hoy?

Quizás quieras compartirla conmigo y con los que nos leen y hacernos partícipe de tus descubrimientos. Te animo a que si dispones de un ratito lo hagas. Seguro que nos enriquecerá a todos.

Cocinarse en otoño

Con el deseo de que descubráis la cocción que os nutra en vuestra jornada, os dejo hasta dentro de unos días.

Luz y alegría

Tundra

 

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Una cocina de fusión

Entrevista a Dàmaris Gelabert

Voy camino de mi próxima entrevista y me sorprendo reflexionando al contemplar el siguiente zengo: “Una vez, un encuentro” y pienso en lo importante que es atesorar cada encuentro como único.

Damaris Gelabert

En esta ocasión me entrevisto con Dàmaris Gelabert, conocida pedagoga que encontró en la música una herramienta poderosa.

Popular entre los niños y familias por ser una cantante vital, de amplia sonrisa que los acompaña en su crecimiento día tras día, Dàmaris, comparte una tarde con nosotros, revelándonos sus secretos y dejándonos entrar en su cocina.

¿La descubrimos juntos?

Dàmaris, partiendo de la metáfora que da sentido a este blog, que es hablar de nuestra vida como si de nuestra cocina se tratase… 

-¿Qué es lo que más te gusta de tu cocina? 

Lo que más me gusta de mi cocina es que, he recibido muchas recetas y, con esa herencia y, lo que yo voy descubriendo, en este momento de mi vida, creo cosas nuevas y puedo compartirlo con mucha gente, con los niños y sus familias.

-¿Crees que depositas una brizna de creatividad en cada uno de ellos?

De alguna manera sí, cuando tu creas una canción y llega a las casas, deja de ser tuya, sale de tus manos para sembrarse en cada uno de los que la reciben. Despierta un lenguaje de comunicación que a muchas familias les ayuda en su día a día y es grato estar al servicio y, que lo que una crea, sirva de alguna manera para ayudar.

-Presumo entonces que ¿te gusta tu cocina?

¡Claro!, no obstante, hay mucho por mejorar porque, por ejemplo, me cuesta planear las recetas, pensar en el futuro, me encanta improvisar con lo que tengo en este momento. La teoría del aquí y ahora podría decirse que forma parte de mí. También es cierto que la vida me ha ofrecido la posibilidad de rodearme de gente que sí tienen esa capacidad para planificar, algo que agradezco.

A medida que me he hecho mayor me he dado cuenta de que las cosas no se construyen sola. En la familia nos complementamos, cada uno tiene su roll; el que le es más fácil y connatural llevar a cabo.

Cuando aprendes a integrar lo que los otros te pueden dar es magnífico, porque te enfocas en lo que tú sabes hacer y no tienes que hacer esfuerzos ímprobos en lo que no. Aceptar que los demás están ahí para aportarte lo que a ti no te sale bien, es bonito, de hecho, es un regalo.

-¿Qué tipo de cocinera eres?

Como te digo, podría decirse que soy una cocinera que improvisa, me dejo llevar por lo que siento, pero eso no quita que, en mi vida, haya una gran dosis de voluntad, constancia y disciplina en lo que me propongo.

-¿Hubo algún momento en que empezaste a prestarle especial atención?

Creo que ha habido varios momentos en mi vida, me es difícil identificar uno, pero lo veo más como un proceso muy natural, porque siempre me he ido dejando llevar por lo que pasaba y he ido conectando con cada momento, sin hacer muchos planes de futuro.  A medida que caminaba iba viendo cosas que me interesaban más y, eso, producía un cambio en mí.

-¿Qué tipo de cocina predomina en tu casa?

Una cocina sencilla, improvisada y muy natural. No me hace falta una cocina sofisticada, de hecho, cuanto más cerca de la naturaleza estoy, mejor me siento.

En este caso, podríamos decir que menos, es más, y cuanto más ligera ando, más creativa soy y mejor me siento e intento transmitirlo a mi familia.

-¿Qué significa la música en tu cocina?

La música es un todo, y estoy convencida de que afecta vibracionalmente de forma muy positiva. Es lo que nos permite a nosotros, como familia, ser armónicos también y tener una vida tranquila, serena, que nos permite crear desde donde lo hacemos.

Yo pongo la melodía, mis hijos el ritmo y mi marido la armonía (musicalmente hablando) que está más conectada con la parte racional.

La música permite comunicarte más allá de las palabras, desde las emociones. Conoces al otro, lo aceptas, te escuchas y lo escuchas; la música es eso, si no aceptas al otro, si no escuchas, no puedes tocar con él; por eso siento que la música puede ayudar muchísimo a cohesionar los grupos, especialmente a las familias.

-¿Qué especies han aportado las notas que dan calor, picante, dulzura y frescor a tu cocina?.

El calor lo aporta la familia que llevo conmigo, la personal y la profesional.

El picante va de la mano de mi marido, por que siempre me sorprende, es muy creativo, tiene perspectivas nuevas y distintas, tiene una visión macro de la vida y de nuestra profesión.

La dulzura la recibo del mundo de los niños pequeños.

La primera infancia me parece una etapa increíble, conecto con ellos de una manera especial y así ha sido desde niña.

El abrazo de un niño da energía, da paz. Ellos muestran la verdad, la sinceridad, lo que me gustaría ser siempre. Además, tienen el componente del juego, del aprender y descubrir cada día, ríen, juegan. Para mí son el ejemplo a seguir y, por eso, me gusta tenerlos cerca.

El frescor son mis hijos que, por carácter y edad, conectan con eso.

¿Cuál es tu ingrediente estrella?

Sin duda alguna, el AMOR, si no hay Amor el plato no brilla ni tiene sabor.

El “dar”, para mí, es importante. Si no tienes Amor, no puedes darlo, y si no te quieres tampoco puedes querer, así que, sin duda, el Amor.

-¿Sabes cuando cambiar de cocción?

Voy aprendiendo con los años, pero no me cuesta adaptarme. Soy bastante flexible y eso tengo que agradecérselo a las experiencias que viví con mi familia que era muy abierta y, con la que tuve vivencias muy variopintas.

– ¿Cuan importante es la estética del plato en tu cocina?

Es importante. Me gusta gustar.

– ¿Tienes alguna receta infalible para casos de emergencia?

La terapia que me funciona siempre, es la música. Cantar. Si me encuentro mal, canto y se me pasa; yo lo asocio con que cantar me ayuda a respirar mejor y, creo que, sólo por eso, ya me resulta beneficioso.

Otra cosa que me ayuda, es ver siempre el lado positivo de las cosas, que es mucho y minimizo lo malo; de hecho, visualizo lo que no me aporta y literalmente lo alejo de mí, y me funciona.

-¿La magia existe?¿Hay espacio para la magia en tu cocina?

Sí. La magia siempre existe. La magia es la fantasía, forma parte de los niños y, como yo quiero ser como ellos, tengo que dar cabida a la magia, hay mucho espacio para ella.

-¿Qué llevas practicando toda tu vida?

El darse a los demás sin esperar nada a cambio.

-Dime una palabra, un color, un olor y un sabor que te hayan alimentado.

Una palabra: Amabilidad

Un color: el Naranja

Un olor: la Canela

Un sabor: Plátano con chocolate negro

-Con lo que sabes, ¿con qué tipo de cocina soñarías?

Una cocina de fusión, una en la que cada uno pone su parte y surge algo diferente que no se parece nada a lo que teníamos y, nace un plato nuevo.

Acabo la entrevista reflexionando con Dàmaris que, su sueño, no es tal y que, por suerte, ya está llevando a cabo su cocina de fusión.

Me pregunto, cuántos de nosotros ya estamos viviendo lo que soñábamos y no somos conscientes de ello.

Buena pregunta para antes de irse a dormir.

Os dejo, con el deseo de que esta entrevista haya sido tan nutritiva para vosotros como para mí el hacerla y transcribirla.

Luz y alegría

Tundra

Fotografia Tundra de San Martin

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