…Y después de la ola…

Cogí una pluma de gaviota en la playa. Ondeaba acariciada por una suave brisa una mañana muy temprano; se erigía firme, vertical sobre una arena húmeda y sorprendentemente mientras paseaba, la recogí.

Recojo algunas conchas, pero no acostumbro a coger plumas de aves, no obstante, lo hice por que vino a mí la romántica imagen de escribir con ella este último post. La tengo delante mientas os lo escribo en mi ordenador y recuerdo el cuadro que imaginé cuando la acaricié mientras mis pies deambulaban entre la arena y el agua de un mar familiar.

Ahora es de noche. A diferencia de otros posts, antes he salido a pasear por los campos cercanos al lugar donde resido. La noche es cálida y serena. En Los campos donde se plantó cereales sólo quedan los restos de la siega dorados y secos esparcidos sobre la tierra. La luna, espléndida en el cielo, no es perturbada por nube alguna. Huelo el sutil aroma de la cosecha recién recogida y pienso en los principios y los finales y que cada principio tiene impreso en su esencia un final y todo final lleva implícito el principio de otra cosa. Este post es el final de otro principio.

Los finales, no sé si por cultura o por carácter, en mi caso, van asociados a la nostalgia de lo que se pierde o se cierra y, le imprimo una languidez y una lentitud muy lejana a los principios que suelen ser enérgicos y entusiásticos.

Este cierre empieza con un agradecimiento hacia todos los que me habéis acompañado a ir desentrañando algunas cosillas en nuestras cocinas. Un agradecimiento a los entrevistados que nos descubrieron sus “secretos” por si nos podían ser útiles a los demás.Un agradecimiento a los que me inspiráis, a los que me aconsejáis y a los que ayudáis a que esto sea posible.

Nunca he pensado que se pueda hacer algo en la más estricta soledad, porque incluso cuando uno inicia algo aparentemente solo, hay muchos que le acompañan y que fueron labradores y sembradores de aquello que surge, pero en este caso la constatación de que sin todos vosotros no hubiese sido posible, es obvia. Por eso ¡GRACIAS!.

Cuando se finaliza un proyecto se tiende a revisar el progreso adecuado del mismo y si llegó a conseguirse el objetivo.

No lo haré.

Para cada cual habrá significado algo distinto, ojalá ese ratito de conversación con Tundra os haya traído algo más de paz, de serenidad o algún hilo del que tirar y con el que fui embastando este proyecto.

Cada uno puede valorar cómo se siente, si le sirvió, si quiere volver a oír alguno de los posts o de las entrevistas por que le llevó a algún lugar dentro de sí en aquel momento.

Y me pregunto, hoy, ahora, ¿cómo os sentís?

Me gustaría preguntaros si podéis cerrar etapas. Si podéis segar vuestros campos para poder plantar de nuevo la siguiente temporada. Si podéis sostener el tener vuestro terreno en barbecho durante un tiempo a la espera de que, recuperado, pueda volver a darle a las simientes que plantéis, la energía que necesitan para crecer y dar sus frutos.

Yo quise plantar una semilla a finales de agosto del año pasado, y parece que fue ayer…

Os confesaré que estoy feliz, feliz del camino que he andado, de la gente que nos ha acompañado y de lo que he podido vivir y aprender con vosotros; de descubrir este año un montón de soles iluminando cada esquina.

Ante la imagen que traía nuestro último entrevistado haciendo una metáfora de que estamos en un túnel oscuro, me sorprendo sonriendo y alzando entusiásticamente la voz: ¡no está oscuro, lo iluminamos cada uno de nosotros¡  y ahí sí, cogidos de la mano, no hay solución de continuidad y la luz no se apagará nunca, al contrario, brillará con más intensidad por que cada vez más somos conscientes de lo que realmente Somos.

Y me asalta una duda, y me pregunto,:¿habremos aprendido a soltar, a soltar aquello que ya no nos sirve, aquello que parece que forma parte de nosotros pero que no nos hace bien? Aquello, que yo llamo nuestro clavo al rojo vivo, que nos quema pero no abandonamos por que si no parece que no sabemos quienes somos.

Hoy al pasear de noche tenía dos opciones, volver por el mismo sendero por el que había hecho el camino de ida o volver atravesando un pequeño bosquecillo.

No os negaré que mi primera reacción ha sido dar media vuelta y volver por el camino abierto y visible entre los campos, pero algo dentro de mi ha dicho:

– Tundra, ese camino ya lo conoces, ¿por qué no explorar este otro? Respira a ver qué descubres.

He respirado y me he adentrado en un camino que impedía mi visión a medida que entraba y, he descubierto el olor de la resina caliente de los pinos que, sudorosos después de un día de calor, exudan entre los recovecos de su corteza y he sentido como mis pies se hacían propietarios de cada paso y como al salir de ese pequeño tramo oscuro, la luna volvía a iluminar el camino y me he sonreído a mí misma.

Sonreíros por cada pequeña decisión que os hace felices y os permite dar un paso más en el descubrimiento de quienes sois y, si en alguna ocasión os sentís faltos de fuerza, respetad vuestros tiempos hasta que hagáis acopio de energía suficiente para abordarlos o, pedidles la mano a otros para hacer aquello que queréis hacer, os sorprenderéis del resultado.

Recordad que sois el mejor chef de vuestra cocina. Hemos abierto armarios, hemos cocinado de formas diversas, hemos descubierto especies, músicas, colores, movimientos …disfrutad de esta experiencia de vida y compartidla con otros.

Deseo que nuestras conversaciones os hayan podido ser útiles.

Me despido sabiendo que volveré a escribir… por que si hay algo que me alegra el espíritu es el compartir con los que me rodean lo que descubro. Al fin y al cabo estamos todos en esta escuela para lo mismo…¿no creéis?

Empezamos nuestra travesía recordándonos que: “Somos maravillosos en nuestra esencia y que nuestra humanidad, es sólo una vestimenta”, no lo olvidemos.

Con una sonrisa, el perfume del jazmín y el agradecimiento de que hayáis dedicado vuestro tiempo a compartirlo conmigo, os dejo hasta la próxima ocasión, cuando quiera que esta aparezca.

Luz y alegría

Tundra

Fotografia Tundra de San Martin

 

Copyright © Tundra de San Martin tundrasblog.com

6 respuestas a «…Y después de la ola…»

  1. Ha sido como la luz de un intermitente, que cada dos semanas me ha recordado que mi coche había de girar hacia el corazón en lugar de seguir por el carril del pensamiento.
    Gracias

  2. Ha sido un privilegio ser testigo del crecimiento y la metamorfosis de un ser tan especial.
    Gracias

  3. Gracias infinitas Tundra por todo lo que nos has regalado desde tu cocina, esa cocina en la que preparar nuestros alimentos para adentrarnos en el futuro que con ilusión y esfuerzo estamos construyendo. Seguiremos caminando cogidos de las manos para soltar clavos y encontrar Luz.

  4. El conjunto de blogs de la aprendiz de cocina confirman un gran libro para re-leer, revisar, re-pensar, …..
    Gracias por los escritos gracias por los momentos de esas lecturas, con la imaginacion trabajando a partir de cada palabra o comentario, gracias por las ideas, los puntos de vista, los pensamientos, ….

Los comentarios están cerrados.