¿Cómo van esas digestiones?

Estamos en pleno invierno; parece que todo debería pararse y, este año, siento el movimiento bajo mis pies, bajo la corteza húmeda, azotada por el viento y el frío de los árboles.

Este año oigo cantar a los pájaros y el susurro de las copas de los álamos en su vaivén.

Cuantas vueltas damos al torno de la vida y cada vuelta nos brinda la ocasión de entrar un poco más dentro de nuestra cocina, para descubrirnos también un poco más.

El maravilloso regalo que me daba el invierno era la posibilidad de digerir todo aquello que había descubierto en primavera, experimentado en verano y traído a mí de nuevo transformado en otoño y, en invierno, buscaba en mis armarios especies que facilitasen su proceso de digestión, por que, si todo necesita su tiempo, también todas las experiencias es necesario que ocupen su lugar, sin inundar todos nuestros espacios o quedar encerradas en el baúl del olvido.

El tiempo

Para cada cual el proceso de digestión es distinto, como distintos y únicos somos cada uno de nosotros y, así las abuelas delante de la indigestión ofrecían distintos remedios; mientras a unos se les hacía una manzanilla con regaliz o una infusión con cardamomo, a otros se les ofrecía refugio en el hinojo o en la menta, a otros en la melisa o en el jengibre, para otro tipo de indigestiones se procuraba un chocolate bien caliente con canela o un vaso de leche con miel.

Infusión de jengibre

Me pregunto qué especie, hierba o remedio utilizas para digerir.

¿Qué me ofrezco para que no se me indigeste lo que estoy transitando?

¿Se escoger lo que me va a ayudar a que no se me “clave” lo que he vivido? ¿Conozco los recursos que hay en mi cocina para que la experiencia fluya a través de mí?

Entre mujeres he oído, visto, y no negaré que ha habido momentos en los que pertenecido al club de las que intentaban digerir a golpe de onza de chocolate, otr@s echan a correr y se dejan las rodillas a lo Forrest Gump sobre el asfalto, cada cual busca la suya. A dosis homeopáticas quizás puedan ser una solución, pero me pregunto si esas son soluciónes “orgánicas” y a largo plazo.

Especies exoticas

¿Qué nos impide recurrir al nogal y permitir que nos abrace si nos cuesta adaptarnos a todo aquello que se mueve y llega nuevo a nuestro alrededor?

¿O tomar olivo cuando parece que nuestras fuerzas flaquean?

¿Acaso no es buen remedio acudir “al olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido” para aliviarse de esas responsabilidades que no toca cargar y ver como se renueva y surge su propia esencia?

¿Os habéis parado a pensar en ello?

Mentiría si os dijese que siempre encuentro la especie; a veces, ni atino a encontrar en qué parte de la cocina debo buscar el remedio que me permita hacer una buena digestión, pero lo que nunca me ha fallado ha sido mirar a mi alrededor.

Si no encuentro la especie, si no sé en qué armario rebuscar por que parece que incluso los armarios y cajones se mueven de lugar, busco el momento SIPI, ¿te acuerdas? … Me paro, cierro los ojos y me siento y si aún así la loca de mi casa me lleva a sentirme en un zoco turco rodeado de vendedores que me vuelven loc@ busco a mi alrededor, a veces la naturaleza me rescata, a veces la música me pesca con su sutil anzuelo, otras veces son los ojos de alguien, sé quien es, puede ser conocido o quizás no y, está en ese momento ahí para mí y, me ofrece un digestivo temporal para que la indigestión no me lleve a la farmacia más cercana…y tomo nota para la próxima, sabiendo que en la siguiente ocasión quizás eso, no me sirva, o quizás sí y dispondré de un recurso más para mí y para compartir, por qué no hay nada más satisfactorio que ser los ojos que encuentra alguien cuando lo necesita, quizás para decir nada y sólo ofrecer un abrazo, un recurso digestivo precioso y preciado en estos tiempos de distancia sanitaria.

Mas este invierno siento el movimiento bajo mis pies. Parece que no se me da tiempo para digestiones lentas y, pienso si en mi cocina algo ha cambiado, si quizás necesitaría algo de pimienta que despierte mi fuego estomacal… quizás sea el momento de introducir algo de guindilla cocinando lo que me pasa desde otro lugar.

Luz en tu infusión

Y a tí, ¿cómo te están yendo las digestiones? ¿Encontraste esas especies que te ayudan a digerir lo que se mueve en tu vida?

Te dejo hasta la próxima ocasión con el deseo de que, si no las has encontrado, al menos te puedas preguntar sobre ellas y quizás, puedas descubrir alguna que te ayude a encontrar el equilibrio cuando lo perdemos.

Luz y alegría

Tundra

Fotografia Tundra de San Martin

 

Copyright © Tundra de San Martin tundrasblog.com

9 respuestas a «¿Cómo van esas digestiones?»

  1. En ocasiones, las digestiones pueden ser lentas…
    Todo depende de que alimento ingieres o quizás también de los eventos que te rodean…
    Siempre recurro a un tecito de hinojo un paseo por el bosque un abrazo a mi árbol preferido
    O
    Un momento de relajación y tranquilidad para poner mis ideas en orden.
    Besitossss

  2. Buen día bella Tundra. Me encanta escucharte💖. Estos días mi digestión se acompaña del aroma de una bella Mimosa en flor que habita junto a mi hogar. Su olor fresco y penetrante inunda mi cuerpo y expande mi corazón, me siento amada por la vida.
    Por la noche mi amigo Boldo me acompaña, ayudándome a transformar mi impaciencia e intolerancia en amor.
    Besos para ti

  3. Hermosas tus reflexiones culinarias para resolver las digestones que incómodan Voy penetrando poco a poco en ese espacio sagrado en el que mi esposa reinaba y yo era un simple ayudante. para encontrar a través de sus viejas pero preciosas libretas sus consejos o tal vez su luz que encuentro en falta. Pero hemos de seguir caminando para facilitar la buena digestión de nuestros alimentos. y la paz que nuestra alma necesita. La busco cerrando los ojos y buscando la luz de los faros que siguen iluminando en la niebla para no perdernos. Esos seres maravillosos que me transmitieron cariño, ejemplo y valiosos consejos,. Pero la soledad no es siempre la mejor consejera. Afortunadamente, aún me quedan unos poquitos amigos que con su llamada inesperada, sus palabras o su compañía me ayudan a superar los sinsabores, no tanto de la comida, sino de mi propia consciencia.

    1. Que bonito Manel… tu pasas de unos pucheros a otros con gran facilidad, con la sabiduría de la experiencia y del discernimiento y tu aliento sirve a otros para hacer lo propio. Gracias por tu energía y tu sonrisa en tiempos inciertos. Nos vemos en Mieses-http://www.miesesglobal.org/
      Un abrazo

  4. Es verdad que, a veces, suelo comer de más, bueno me refiero a la cena y pienso que es ante alguna cosa que me inquieta, y claro luego viene la mala digestión. Antes le echaba mano al agua mineral con gas y me parecía que iba bien, pero he descubierto que esa no es la solución. Es entonces cuando intenté cambiar mi sistema y así reflexionar un poco en el remedio a mi indigestión y una de las soluciones es comer sólo lo necesario y no dejarme llevar por lo que la vista me regala. Aquí, en mi cocina, me encontré con la serenidad que me puede traer y porqué nó una hierba luisa, y en ésto sigo, buscando algo más concreto que me lleve a sentirme bien. Un abrazo fuerte 😘😘😘

    1. La hierba Luisa es maravillosa, aromática y relajante pero que bello que podamos moderar la ingesta de todo lo que nos queremos “comer” en este mundo… a veces, menos, es más.
      Un abrazo

  5. Gracias por tus maravillosos relatos y por estar ahí. Además te siento más cerca eschando tu voz. Bueno que me gustan mucho tus escritos. Besitos y un Mmuuuuaa grande para tí.🌹🌹🌹🌹

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