Desde mi balcón 4

¿Qué es vivir?

A raíz de una pequeña conversación con una conocida, a quien también le gusta escribir, se coló en mí esta pregunta.

Os trasladaré el hilo conductor de la reflexión con la intención de que compartáis si queréis y tenéis tiempo conmigo y con los que nos puedan leer, qué significa para vosotros vivir.

Veréis, la conversación se inició a raíz de cómo se buscaba el momento creativo. Algunos lo hacen en silencio, ella me decía: Tundra, para escribir, tengo que vivir.

Esa respuesta me hizo preguntarme qué era vivir para mí.

Hay una práctica común en el yoga y en el budismo y seguramente en otras disciplinas que propone centrar la atención en la respiración.

Cuando se práctica, sobre todo al principio, observas cómo tu mente está en todos sitios menos en la respiración, que es el objeto de la práctica, y delante de tal cuadro nos damos cuenta de que la mayoría de las veces nuestra mente está recordando lo que ya pasó o planificando lo que querremos hacer.

La mención de “aquí y ahora” que tan de moda se puso ya hace algunos años, se evidenciaba como algo no tan fácil de conseguir a pesar de la voluntad y la conciencia que se intenta poner al hacer el ejercicio.

La mente utiliza, de motu propio, una cantidad ingente de trucos para llevarnos lejos de donde estamos y captura nuestra atención a través de las emociones, a través de los sentidos. Observarla es espectacular, al igual que ver lo vulnerables que somos a ella.

Así que estamos de cuerpo presente y con la mente ausente.

En el mundo del yoga muchos la han asimilado a un mono, no es por que sí.

Mono

¿No os ha pasado en alguna ocasión que habéis saboreado más una experiencia recordándola o planificándola que en el mismo momento en que ocurrió?

¿Qué pasa entonces cuando está aconteciendo la situación?

En ocasiones me reconozco haciendo ese juego de saltimbanqui en el que una parte de mi cerebro está presente y otra programando que haré más tarde…así que, reconozco que no estoy toda yo allí viviendo lo que pasa y pienso en que hay una parte de mí que se perdió la vivencia, pasó detalles por alto, o interpretó con información parcial una situación porque no estaba del todo allí.

Normalmente no nos damos cuenta de eso porque llevamos una vida cuya velocidad de crucero, a pesar de ser considerada normal, no lo es.

Si soy capaz de darme cuenta y centro mi atención en la respiración, los días de más fortuna no salto hacia atrás y adelante como una pelota de ping pong en la línea del tiempo.

En mi caso, la naturaleza y la armonía que encuentro en la música o la lectura capturan a ese mono saltarín permitiéndome estar presente.

Tumbas

Viene a mi memoria un cuento que leí en algún lugar, en el que se relataba una imagen que tardé en entender, no ya conceptualmente, si no desde el punto de vista del sentir.

Se hablaba de un pueblo en el que había un cementerio donde en cada una de las lápidas constaba el tiempo vivido de los que estaban allí enterrados.

Alguien hicía la reflexión de que en aquel pueblo la gente moría muy joven, y es que, en la lápida, se reflejaba el tiempo que realmente habían vivido.

Cuando caí en la cuenta de la poca presencia real que en ocasiones hay en nuestra vida, siempre yendo y viniendo, corriendo y o yendo a contrarreloj, pensé qué pondría en la mía.

¿Sería quizás una recién nacida? ¿Habría llegado al jardín de infancia?

Desde entonces me esfuerzo, unas veces con más fortuna que otras, a recordarme dónde estoy.

Vivir cada momento, sin tener que revivirlo para saborearlo…difícil tarea con el ágil mono que vive en mí.

Quizás, en algún momento llegue a domesticarlo de forma que siempre pueda estar donde quiera estar. En este caso, ahora, aquí con vosotros.

Y para vosotros ¿qué es vivir?

Luz y alegría

Tundra

 

Fotografia Tundra de San Martin

 

Copyright © Tundra de San Martin tundrasblog.com

2 respuestas a «Desde mi balcón 4»

  1. Muy buenas tardes: Todo para aprender, y, como nó, educativo.
    De verdad que las prisas nos llevan a perdernos un montón de cosas que, aunque es posible retomarlas en algún momento, normalmente se echan como en el olvido y no vuelven a aparecer nunca.
    Como siempre muchas gracias y mis felicitaciones por tu relato. Un abrazo fuerte. Marisol.🌹🌹

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